Recientemente, el recopilador histórico Hugo Quilodrán Jiménez, descubrió que una antigua casona Quillotana, perteneció a un Balmacedista acérrimo de Quillota, Don Ambrosio Valdés Carrera. Este hallazgo es fruto de haber estudiado desde el 2011, la participación de los Quillotanos en la Revolución del 91, realizar cuatro Jornadas de Historia de la Guerra Civil y confeccionar diversas investigaciones paralelas. Ese bagaje de información, le permite conocer detalles poco divulgados de la historia rural de Quillota de fines del siglo XIX.

Además, señala: “Sabíamos que Don Ambrosio era el dueño de dos fundos en esa época, pero solo se conocía el nombre de uno de ellos. Hablamos de los tiempos en que no existía un puente y para acceder a Lo Valencia, como también se conoce el sector, se utilizaban los vados. Este problema se agravaba durante las crecidas de invierno, en caso de nacimientos o defunciones. Al extremo de que los habitantes de ese lado del río recurrían a registrar a Puchuncaví esos sucesos. Incluso la subdelegación de Boco, perteneció en algún momento a la Comuna de Quintero. Para el año 1899, sus límites eran al norte, el cordón de cerros que la separaba de la Chacra de lo Rojas y la hacienda de Purutún, al oriente y al sur el río Aconcagua, al poniente la subdelegación de Quintero, demarcada por las haciendas de Chilicauquen, Quintero y Colmo. Las principales familias del sector, además de los Valencia, son los: Fernández, Corvalán, Valdebenito y Arancibia”. 

En su calidad de Gobernador del Departamento de Quillota y partidario de Balmaceda, Don Ambrosio se preocupó de que la huella que lleva a Quillota, por la Quebrada del Ají, a través del “paso de las mulas” desde Valle Alegre, estuviera cubierto con tropas, en caso de una incursión de parte de los revolucionarios al desembarcar en Quintero. Lo hizo con sus propios recursos, instalando en su fundo El Grillo un telégrafo y pagando el servicio de unos pocos soldados para que hicieran vigilancia. Al finalizar la guerra, ambas propiedades y la Gobernación fueron saqueadas.

Durante la revolución, Don Ambrosio dio la pelea, pero con su pluma, fundando el periódico “El Correo de Quillota”, donde destacó como periodista. Fue perseguido y encarcelado por los vencedores en más de una oportunidad sin que pudieran doblegar su espíritu. Este es un ejemplo más de las trágicas repercusiones de la Revolución, donde tomar parte de uno de los dos bandos, afectaba el futuro de tu familia y tus bienes.

En su vida laboral se desempeñó como juez y empresario agrícola, pero además fue un prominente historiador, con varios libros y artículos a su haber. Como don Ambrosio era nieto de José Miguel Carrera a quien admiraba profundamente, fue un férreo defensor del legado del prócer. Que el fundo se llamará San José en un principio, no es al azar. Sin duda, fue un homenaje a su abuelo, “el Príncipe de los caminos”. Algunos contemporáneos lo criticaban por su falta de imparcialidad al describir la figura del primer Comandante en Jefe del Ejército Chileno, pero también hay que entender su natural devoción.

También fue Gobernador del Departamento de Coquimbo y se comenta que falleció en Valparaíso.

Jorge Huneeus y Gana afirmaba que Don Ambrosio era un estudioso de la heráldica y la genealogía. Lo que coincide con las características especiales de esta casa, que destaca por su escudo a la usanza española. Sobre este, queda pendiente verificar si es un escudo familiar.

Con estos datos, podemos asegurar que es el fundo que buscábamos y jactarnos de que en Quillota poseemos una propiedad de un descendiente de José Miguel Carrera, en segundo grado de consanguinidad, una construcción con más de 130 años de presencia en una localidad que destaca por su paisaje rural, aumentando con ello su potencial turístico.

El Fundo Mirador se ha utilizado desde hace más de veinte años, para realizar actividades privadas y municipales del tipo turísticas y deportivas (caminatas y enduro). Donde el visitante se encuentra con una hermosa casona patronal de dos pisos, vestigio de los tiempos de las haciendas, hijuelas y fundos del Chile Central. Cercana a esta construcción existen también los restos de una pequeña casa de adobe, probablemente de inquilinos.

Su actual dueño poseía información de quienes fueron los seis “patrones” entre el año 1900 y 1970 gracias a las escrituras. También, que en un principio se llamó: Fundo San José, pero no sabía por qué.

Cuando Hugo Quilodrán, revisó los antecedentes del primer propietario, se percató que su apellido paterno estaba mal escrito y el materno no se señalaba: “Eduardo Valdez P.” y entiende que ahí comienza el problema para quienes han hecho investigación sobre este terreno. Al corregir ese error y hacer un cruce de información, se encuentra el nombre de José Eduardo Valdés Polloni, hijo de Ambrosio Valdés Carrera y Carmen Polloni Fuenzalida.  

Hugo Quilodrán Jiménez – Historiador